domingo, 10 de junio de 2012

Reflexologia

Masaje Reflexologico


El objetivo de la reflexología es obtener una respuesta saludable de los órganos, sistemas o estructuras a través de la adecuada estimulación aplicada a sus correspondientes microreflejos; logrando con ello establecer el balance natural de la energía y funcionalidad armónica de todo el organismo.

Para la reflexiología los pies se dividen en varias zonas que estan conectadas( por medio del sistema nervioso) con otros puntos de nuestro cuerpo; y la razón del porque se alivian nuestros malestares con un simple masaje se debe a que en estos puntos se representan todos los órganos del cuerpo y el estimularlos manualmente podemos calmar el dolor, facilitar la eliminacion de toxinas, prevenir ciertas enfermedades y disturbios de la salud.



La reflexología es la terapia de tratamiento basada en el principio de que hay zonas reflejas en pies y manos, que se corresponden con todas las glándulas, órganos y partes del cuerpo. La reflexología emplea un método singular en el que se usan el pulgar y los dedos para aplicar presiones específicas a estos puntos reflejos y lograr así numerosos beneficios terapéuticos


Cómo se realiza
Una de las mayores cultivadoras del masaje zonal, la norteamericana Funíce D. Ingham, sugiere realizarlo mediante presión con el pulgar, imprimiendo un movimiento similar al que emplearíamos para pulverizar un terrón de azúcar con el pulgar de una mano sobre la palma de la otra.



Ante todo, es muy importante la posición tanto del masajeado como del masajista. Lo mejor, naturalmente, es que el paciente se tumbe con un cojín bajo las rodillas y el pie posado sobre las rodillas del masajista, el cual debe colocarse en una postura que le garantice la mayor comodidad posible.


El movimiento del pulgar (o de otros dedos) sobre la parte masajeada debe ser lento, profundo y circular. No obstante, antes de comenzar el masaje es conveniente que el masajista se familiarice con cada píe, tomándolo entre las manos y manipulándolo durante al menos un minuto.


Al mismo tiempo, el paciente se preparará para la operación relajándose con dos, tres respiraciones profundas.


Dado que, presumiblemente, en el masaje zonal se produce un auténtico intercambio energético entre masajeado y masajista, una especie de comunión, es conveniente que también este último se relaje y trate de respirar, mientras dura el masaje, en sintonía con su paciente.


La posibilidad de que el masajista se cargue de energía negativa procedente del masajeado es un peligro constante, del que no obstante se puede salvar guardando una precaución relativamente sencilla: imaginar que alrededor de los codos brilla una luz blanca y repetirse que esa luz es un escudo suficiente para una protección completa.

Si, aun tomando durante el masaje todas las precauciones debidas, se siente cansancio o tensión, para alejarlas basta con realizar dos movimientos decididos con las manos, cumo para liberarlas de unas gotas de agua.


El hecho de lavarse las manos después de cada sesión y de mantenerlas cierto tiempo en agua fría contribuye a la relajación del masajista.


Por cuanto respecta a la duración del masaje zonal, puede decirse que varía dependiendo de si la actuación tiene una finalidad meramente relajadora o bien claramente terapéutica.