ORDENES DEL AMOR
El amor solo se logra donde se
reconocen los órdenes, así podemos lograr el fruto de lo que anhelamos. Los
órdenes del amor existen independientemente de nuestros deseos o temores.
El orden nos viene dado y no
es posible sustituirlo por el amor. Esto sería ilusorio. Hay siempre que ir al
orden, el punto de la verdad, solo allí está la solución.
El amor es una parte del
orden. El orden precede al amor y el amor únicamente puede desarrollarse en el
marco del orden, como la semilla que se hunde en la tierra para crecer y dar su
fruto.
Existe una jerarquía en
función del comienzo de la pertenencia a un sistema, Este es el orden de origen, el cual depende de la
sucesión temporal de la pertenencia. El ser se define y obtiene su rango
gracias al tiempo. Es el tiempo el que le confiere su estructura. Así el que
estuvo primero en un sistema tiene prioridad sobre el que vino después.
Los sistemas tienen su jerarquía y vemos en ellos que un nuevo sistema tiene
prioridad sobre el antiguo. En el seno de un sistema hay la prioridad en
función del comienzo de la pertenencia a ese sistema. En la sucesión de los
sistemas, la nueva familia tiene prioridad sobre la antigua.
Implicaciones transgeneracionales
En las familias
existe una profunda necesidad de justicia y de compensación. La familia y la
red familiar actúan como si tuvieran un alma común. Esta alma común vela por
que en la familia exista un equilibrio entre ganancias y pérdidas, equilibrio
que abarca varias generaciones.
Ejemplo, cuando un
hombre se separa a la ligera de su primera mujer y la hiere, y ella se enoja con
él, quizás el hombre experimente luego como su hija del segundo matrimonio se
enoja con él, mostrando los mismos sentimientos que la primera mujer.
La solución sería
que este hombre le dijera a su primera mujer: «Fui injusto contigo. Lo siento.
Reconozco todo lo que me diste. Tu amor fue grande, y el mío, también, y de
esta forma puede perdurar.»
El hombre aún le podría
decir: «Mira, ésta es mi nueva mujer; con ella tengo estos hijos. Por favor, míranos
con buenos ojos.» Por regla general, la primera mujer está dispuesta a hacerlo
de buena gana. De esta forma, el primer vínculo es disuelto de manera que pueda
establecerse un vínculo nuevo.
Si se trabajara en
terapia con la hija, ella podría decirle al padre: «Ésta es mi madre y yo soy
su hija. Con tu primera mujer no tengo nada que ver. Yo me atengo a vosotros
dos. Lo que hubo entre vosotros adultos no me atañe. Por favor, mírame como
hija tuya, y yo te tomo como mi padre.»
A la madre le podría decir: «Tú eres la única
verdadera para mí. Con la primera mujer de Papá no tengo nada que ver. Por
favor, mírame como tu hija, y yo te tomo como mi madre.» Si después aún añade:
«Tú eres la grande, yo, la pequeña», ocupa su lugar de hija en la familia y la
relación anterior ya no puede actuar negativamente sobre el presente.
La grandeza de la
sexualidad
A través de la
consumación del amor se crea un vínculo profundo entre el hombre y la mujer.
Este vínculo es indisoluble, pero no por el hecho de contraer el matrimonio,
sino por la consumación del amor.
La sexualidad impulsa la vida, por encima de todos
los obstáculos. En este sentido,
la sexualidad es más grande que el amor.
Cuando la pareja
se ama mirándose a los ojos, el acto se convierte en realización de su amor
mutuo. El reconocimiento de la grandeza de la consumación es la condición más
importante para que el amor se logre.
El amor se basa en la igualdad en el desear y en
el conceder. El amor únicamente se logra cuando ambos compañeros están seguros
de que su deseo encuentra cobijo en el otro, es decir, cuando ambos desean con
amor y conceden con amor. Naturalmente, todo ello tiene que ir acompañado de
una actitud de consideración.
Casarse también con la familia del cónyuge
Quien se casa con su
pareja, también tiene que casarse con la familia del otro. Eso significa que
tiene que respetar y amar a la familia de su compañero, como si fuera su
compañero mismo.
La relación de pareja
tiene prioridad sobre la paternidad
Para la relación de
pareja es importante que tenga prioridad sobre la paternidad, ya que el hecho
de ser madre o padre es una continuación de la relación de pareja.
Ya que cuando la
pareja tiene hijos, la paternidad a veces absorbe toda la energía y queda muy
poco para la pareja. Sin embargo, el amor de los padres para sus hijos se
nutre de la relación de pareja, es una continuación de ésta. Así, pues,
cuando la relación de pareja puede recuperar el primer lugar, también el ser
padres resulta más fácil. Y, sobre todo: los
hijos que experimentan que sus padres se aman como pareja, se
sienten muy felices.
“Cuando interrumpes el movimiento
natural de amor hacia tu madre… interrumpes el movimiento a la vida y con ello
cierras las puertas a una pareja”. Bert Hellinger
LOGRAR EL AMOR EN LA PAREJA
La relación de
pareja es la época culminante de la vida
La relación de
pareja es la vida realizada en plenitud. El niño, y más tarde el adolescente,
se van desarrollando hacia la relación de pareja; ésta es la meta.
El paso hacia la
relación de pareja y hacia la paternidad implica una renuncia a la infancia y la
juventud. Con la relación de
pareja se franquea un umbral y ya no se puede volver atrás. La infancia y
la juventud se acabaron.
Cualquier
desarrollo humano siempre significa franquear un umbral. Una vez hemos pasado
ese umbral, todo cambia y ya no podemos volver atrás. El ejemplo fundamental
sería el nacimiento.
Los siguientes
umbrales importantes son luego el matrimonio y la paternidad. La juventud pasó,
ya no se puede volver atrás. La relación de pareja se logra cuando miramos más
allá de este umbral, hacia delante y no, hacia atrás.
Puntos especiales en la relación de Pareja
· Cuando uno
pretende reeducar a su compañero: Hombres y mujeres son diferentes; El hombre inicia
una relación con la mujer, y la mujer es un enigma para él. Por otra parte,
para la mujer, el hombre también es un enigma. Todo intento de convertir al
compañero en algo diferente de lo que es, está abocado al fracaso y destruye la
relación. Cuando se confronta el hecho de que lo diferente, aunque diferente,
es igualmente válido. Este es el fundamento del aprecio. Tal como eres, aunque
tú seas hombre y yo, mujer, eres válido. Y a la inversa: aunque tú seas mujer y
yo, hombre, y aunque seas totalmente diferente de mí, eres válida. A lo femenino se añade algo, y a lo
masculino se añade algo. Así, ambos crecen y se enriquecen.
· La mujer que
está en concordancia con su madre, y el hombre que está en concordancia con su
padre, son más atractivos: Una mujer que ama y respeta a su madre, que de esta manera está unida con
su madre, resulta mucho más atractiva para un hombre. Y un hombre que está de
acuerdo con su padre, que es carne y uña con él, resulta mucho más atractivo
para una mujer.
· Cuando toda la culpa se transfiere a los padres: “Cuando el hombre es un
niño, no puede casarse”. Cuando sigue reprochando contra sus Padres
sigue siendo un niño que reclama a sus Papas y la transfiere toda la culpa a
sus Padres, en una posición así no se le puede ayudar a la persona.
· Quien rechaza a los padres, se rechaza a sí mismo y
rechaza a la pareja: Cuando un hijo toma a sus padres como padres suyos, y si reconoce: «yo
soy mis padres», está en paz
consigo mismo. En ese momento es «Yo». En cuanto interiormente rechazo
a uno de los padres, no soy yo. Cuando mi pareja rechaza a uno de mis padres,
me rechaza a mí. Cuando no respeta a mis padres o los menosprecia, me rechaza a
mí. Aunque un hijo también aporta algo propio.
· La
separación; Cuando un compañero rechaza el deseo del otro de tener hijos: Sí, éste es el final de
la relación. Éste es el resultado. Es justo este punto. Ésta es la herida. En
la mayoría de los casos es justo al revés de lo que se dice: la persona que
dice o acusa en el fondo es la que es la culpable.
· «Nos
permitimos comenzar de nuevo»: Un secreto acerca de la felicidad: la felicidad es
olvidadiza. No recuerda lo de antes. La desdicha, en cambio, tiene una memoria
muy larga. Cuando hubo dificultades en una relación de pareja, una regla muy
buena es que la pareja diga: «Nos
permitimos comenzar de nuevo.» Y de aquello que hubo antes ya no se habla nunca más. Ni siquiera
se piensa en ello. Éste sería el secreto de la felicidad. -Pero es demasiado
sencillo.
· La pregunta
del porqué: Frecuentemente pretendemos dirigir o controlar aquello que pasa en el
alma. Entonces el alma se retira de nuevo. El alma sabe más que la cabeza. La
cuestión es: ¿quién dirige?, ¿la cabeza o el alma? La pregunta «¿por qué?» en
el fondo es la peor de todas. La curiosidad viene de la cabeza. El alma no es
curiosa. El alma fluye. Un proceso sumamente importante en la relación de
pareja es el «borrón y cuenta nueva». Eso es sumamente importante. Uno se decide
de nuevo, y se empieza de nuevo: enamorarse,
comprometerse, casarse. Se empieza
con el primer ramo de flores. En concordancia con el alma.
· El principal
obstáculo para la reconciliación en la pareja es aquél que piensa que tiene razón.
· La mayoría de
las discusiones terminan en pelea: Por eso, lo mejor es mantenerlas lo más cortas
posible. En el fondo, ¿de qué sirve una discusión? Para la mayoría de las
personas, la discusión debería llevar a convencer al otro de algo de lo que no
está convencido. Eso siempre es en vano. Déjale su opinión. La tuya no es mejor;
sólo es diferente.
· Sistemas de Valores: Cada uno de los compañeros tiene un sistema de
valores y un sistema de comportamientos, adoptados de su familia. Y cada uno
piensa que el suyo es el correcto. Su conciencia se orienta en lo que en su
familia se vive. La conciencia no dice absolutamente nada de lo correcto o
bueno, sino sólo de aquello que en su familia se considera válido. Eso es lo
que dice la conciencia. En las relaciones de pareja, al principio se desarrolla
una lucha secreta en la que cada uno intenta imponer su sistema de valores ante
el otro. En la mayoría de los casos es la mujer quien se impone; y el marido se
retira. Así, la mujer bien gana, pero acaba perdiendo a su marido. Una solución
se logra cuando los dos se unen, reconociendo también los respectivos sistemas
de origen, y ambas partes forman una unión en un nivel superior, de manera que
cada uno se sienta bien en este nuevo sistema de valores. Cuando una pareja ha
encontrado este punto, juntos, como padres, pueden transmitir este sistema de
valores y este patrón de comportamiento a sus hijos. En consecuencia, también
sus hijos se encuentran bien. Así ya no necesitan comportarse con el padre
de manera diferente que con la madre. Los
hijos se encuentran libres e iguales con cada uno de los padres.
· La aceptación es demasiado poco. La aceptación no une. Se requiere más. Este más es el
asentimiento. Se trata de asentir al otro, tal como es. De lo
contrario, tan sólo lo aguantas. Si asientes, amas a la pareja.
· El reproche: Las preguntas por el
motivo o por la razón no aportan nada. Puedes imaginarte que tus padres te
pidieran disculpas ahora, se golpearan el pecho diciendo: «Sí, hemos cometido
un pecado grave contra ti. Lo sentimos mucho.» — ¿Cómo te sentirías? - Seguramente
no me sentiría mejor, porque el daño que se causa ya no se puede arreglar con
unas cuantas palabras. Solamente uno
mismo es el que puede Actuar.
Contare una historia: Una
médico, amiga mía, de joven estuvo en un campo de concentración. Sobrevivió y
salió de Dachau con dieciséis años. Entonces, en Dachau, un médico americano le
dijo: «Déjalo atrás y ve hacia
delante.»-Así lo hizo. Junto con ella hubo otra mujer en el campo
de concentración. Hoy en día, esa mujer vive en Sudáfrica y aún está promoviendo
un pleito. Ella dice: «Por culpa del campo de concentración estoy estéril, y
por eso aún tienen que reparar algo en mí.» -Su vida está perdida.
· El pedir: Cuando alguien dice
«Satisfáceme» y no es concreto es muy difícil cumplir el pedido, y además si
aun así es cumplido el pedido se debe agradecer para que el otro se sienta
valorado. Y él otro después puede desear algo parecido de ti. Mas cuando el
pedido no se hace explicito se cae en la actitud
de un niño que espera algo de su madre. La madre sabe lo que es bueno para mí, y yo no necesito hacer nada.
Entre dos compañeros, éste es un
patrón fatal. La base para la
relación de pareja es la igualdad de rango y el equilibrio entre dar y tomar.
De lo contrario, se trata de una relación padre-hijo o madre-hijo. Un paso
acertado sería que tú le dieras algo, de igual a igual. Eso empieza con la
siguiente afirmación: tal como eres, estás bien para mí. Ésa sería la base de
todo lo demás. Cualquier intento de reeducar al otro está destinado a fracasar.
Cada uno ya está educado, sólo que de manera diferente que a ti te gustaría que
fuera, o que el otro lo quisiera.
· Con la mirada
empieza el contacto: Cuando se mira a la persona la distancia empieza a disminuir, Con la
mirada afable empieza el contacto
· La relación
de pareja es un proceso de muerte: Un secreto de la relación de pareja. Cuando una
pareja se enamora, ambos piensan: «¡Por
fin acabo de encontrar la madre que siempre deseaba tener!» Después se
dan cuenta esa idea es un engaño. Así el desengaño obliga a cada uno a ver al
otro tal como es: como persona propia. Otro elemento de suma importancia: la relación de pareja es un proceso de
muerte; una constante
despedida. Hasta que al final uno se
encuentra sólo, pero más rico a
través de ello. Y aún otra experimentada: en este paso de soltar interior
-y, a pesar de todo, seguir allí- hay grandeza.
AMOR Y DOLOR EN LA RELACIÓN
DE PAREJA
La
relación de pareja es el gran sueño
La relación de pareja es aquello a lo que la
vida apunta. La infancia y la juventud se orientan hacia la relación de pareja. Por
eso, la mayoría de películas y novelas terminan justamente cuando la relación se
logra. Todo lo demás casi se da por sí solo.
El enamoramiento es ciego,
el amor mira y ve
Con el amor ya empezamos muy pronto, sobre
todo, con el amor a la madre.
Éste es el primer amor y, quizás, el más profundo. Al cabo de un
tiempo, el amor a la madre encuentra ciertos límites. Así, el hijo vive un desengaño
y aprende a actuar y a vivir con más autonomía. Cuando el hijo o la hija llega
a la edad adulta, encuentra a otra persona que se le hace importante y acaba
sustituyendo a la madre. La mujer encuentra a un hombre, y el hombre encuentra
a una mujer, y de repente están enamorados. Pero ese amor apasionado es algo
curioso. Me parece que durante el primer enamoramiento cada uno de los compañeros
piensa: ¡Por fin he encontrado a mi
madre, tal como siempre la había deseado! Por eso, este amor es ciego; no
ve al otro nítidamente.
No obstante, debe ser un sentimiento muy
bonito por lo que me han dicho...
Ahora bien, la dificultad reside en que ambos
compañeros tienen la misma sensación: ¡Por fin he encontrado a mi madre! Sólo
muy lentamente uno se va dando cuenta de que el otro necesita o espera algo de mí como pareja, de manera similar que
yo espero algo de él. En ese momento, el enamoramiento se va difuminando
y empieza el amor. Ese amor ve; quiere al otro tal como es.
La consumación del
amor no está en manos del individuo, ya que esta consumación del amor entre el
hombre y la mujer tiene una dimensión cósmica.
La mujer es capaz de
entregarse plenamente y de tomar plena mente, cuando se halla unida con lo
femenino en el sentido más amplio. Al mismo tiempo, esta unión se muestra muy
concretamente si ella está unida a su madre; mejor dicho, con su madre como
mujer y madre. Además, con la madre de la madre, como mujer y madre. Y con la
madre del padre, como mujer y madre. Estas líneas se extienden lejos en el
pasado, de manera que la mujer se ve sostenida por lo femenino, tal como se
halla fundamentado en el movimiento de la vida.
En sintonía con este
movimiento, la mujer encuentra la fuerza para la plena entrega y para la
consumación. Encuentra la fuerza para el goce y para la pasión que también
forman parte. Y también encuentra la fuerza para el asentimiento a las
consecuencias de la consumación del amor, sea cual sea su aportación para la
vida en su totalidad. De esta manera se convierte en una consumación profunda
y, a la vez, en un acto religioso, el acto más profundo posible.
Lo mismo se aplica al hombre. Él es capaz de
entregarse plenamente y de tomar plenamente cuando se halla unido con lo
masculino, tal como está fundamentado en la consumación de la vida. Así
encuentra la fuerza masculina. Esta fuerza tiene algo bélico. En el fondo, el hombre es un guerrero.
Un blandengue no puede realizar esta consumación profunda, porque no es hombre.
Un guerrero sí que puede. Un guerrero es
uno que también está dispuesto a defender a una familia y es capaz de
hacerlo. Puede imponerse en la vida y así
proteger, alimentar, o ayudar a alimentar a su familia.
Un hombre no tiene esa fuerza profunda cuando
únicamente permanece remitido a sí mismo. La
tiene cuando detrás de él se encuentra su padre, como hombre y padre. Y cuando
detrás de su padre se encuentra el padre de éste, como hombre y padre. Y de la
misma manera. el padre de su madre, como hombre y padre, y aún más allá. Así,
lo masculino le sostiene, y él está en sintonía con lo masculino. Entonces puede
entregarse a su mujer, puede tomarla con fuerza y con goce y con pasión, y
puede asentir a las consecuencias de la consumación del amor, sean cuales sean.
Eso tiene grandeza.
La
consumación del amor en este sentido es lo más grande que conocemos.
En el amor existe una jerarquía
En el amor existe una jerarquía: primero va el amor
entre el hombre y la mujer. Este es el fundamento de la familia, a saber, el
amor entre el primer marido y la primera mujer. Ellos se encuentran, y de la
consumación del amor nacen los hijos. Los
hijos son fruto de este amor. Por tanto, la relación de pareja tiene prioridad
ante la paternidad.
De
su amor a su mujer, el hombre saca las fuerzas para ser padre. Cuando ama a los
hijos, en ellos también ama a su mujer.
Y a la inversa,
la mujer encuentra la fuerza para ser madre, porque sabe que su marido
está a su lado, y porque ella toma de él la fuerza para dedicarse a los hijos. Esto se logra cuando en los hijos también ama a
su marido, cuando el ser madre para
ella es la continuación del amor a su pareja.
Los hijos son
felices cuando sus padres, en ellos, se quieren. Y son más felices, cuando
experimentan a sus padres como pareja;
entonces se sienten en su lugar y consolados.
Para
que una relación se logre, es importante que cada uno busque en el otro una
pareja, y no una madre. Al consumar el amor sexual es importante que la pareja
se mire a los ojos; así se tiene delante a un hombre o a una mujer. En cambio,
cerrando los ojos, es posible que surjan otras imágenes.
La reconciliación es un valor, el perdón, no. A no
ser que los compañeros se perdonen mutuamente. Cuando una pareja se hizo daño mutuamente, y posteriormente
se dicen: «Nos perdonamos mutuamente», ninguno de los dos acaba siendo
superior.
También se puede decir: «Nos reconciliamos.» Eso
significaría: «Nos permitimos comenzar de nuevo. Eso implica que lo anterior
ya no se toque nunca más; tiene que ser pasado. Es como un nuevo comienzo,
lo cual sería la verdadera reconciliación.
Cuando una pareja planifica un hijo
La planificación de «hijos deseados» tiene un
efecto extraño en el alma; tiene algo técnico. Es como si la persona
interfiriera en la Naturaleza para, de alguna manera, utilizarla, en vez de
someterse a ella. En cambio, cuando los padres se aman y están abiertos para un
hijo, sin planificarlo exactamente, aquello que ocurre en el alma es mucho más
bello, tanto para la pareja como, más tarde, para el hijo.
Cuando un hijo nació muerto
Donde un hijo nace
muerto, es importante que se le dé un nombre y que sea contado como un miembro
íntegro de la familia. Para los padres
es importante que juntos miren
al hijo muerto. Después, se miran a los ojos ellos dos y dicen:
«Es nuestro
hijo. Nosotros lo quisimos. Y ahora lo despedimos, pero le guardamos un lugar en nuestros corazones.»
¿Con quién deben ir los hijos después del divorcio?
La decisión de
cuál de los hijos debe ir con quién depende enteramente de las circunstancias;
no hay reglas fijas. No obstante, tengo el siguiente punto de orientación: los
hijos deben ir con aquél de los padres que en los hijos respete y ame más a su
pareja. Éste es un principio bello que distensa todo. Cuando ambos padres en
los hijos se respetan y se aman mutuamente, los hijos se encuentran muy bien.
Entonces, la pregunta de dónde deberían ir los hijos no se plantea de esta
forma.
Cuando una mujer dice: «Mi marido no quiere
tener a los hijos», frecuentemente se muestra que en realidad ella no respeta
al marido; ni tampoco lo respeta en los hijos. En cuanto empieza a respetar al
marido en los hijos, a veces se da un cambio extraño en el marido, sin que se
haya comentado nada.
“CUANDO UNA PERSONA SE INCLINA ANTE EL DESTINO,
ENTONCES SE VUELVE TRANQUILA Y
SILENCIOSA,
HUMILDE, PUDIENDO DEJAR ATRÁS LO PASADO Y
MIRANDO HACIA DELANTE”.
Bert Hellinger
La plenitud llega después de la relación de pareja
En el fondo, la
relación de pareja es una empresa en contra de la muerte. La vida debe
perdurar. Cuando nace un hijo, los padres se alegran, y al mismo tiempo saben:
el hijo los sobrevivirá. Ellos harán sitio y el hijo lleva la vida más allá.
Por tanto, la relación de pareja se realiza encarando el morir y encarando la
muerte.
También en la
relación de pareja misma se realiza un proceso de muerte; un proceso de
desprendimiento progresivo. Las grandes expectativas con las que nos embarcamos
en la relación de pareja, lenta-mente se moderan por la experiencia de la
efimeridad. A eso hay que asentir. En este asentimiento, la relación gana una
profundidad y una fuerza especiales. Así tiene algo sereno.
Cuando llega el
momento de la despedida, cuando uno de los compañeros muere, la persona está
preparada. Así puede soltarse y mirar hacia su propio final; pero sin miedo -es
como alcanzar la plenitud. Creo que esta visión nos protege de hacernos grandes
ilusiones, como si la relación de pareja misma fuera la plenitud.
La plenitud llega después de la relación de pareja,
en el desprendimiento definitivo.
¿Qué son las Constelaciones Familiares?
Constelaciones Familiares es un tipo de Psicoterapia Sistemica Familiar desarrollado por Bert Hellinger.
Se dice que el 70% de los problemas psicológicos que nos afectan a todos vienen de nuestra historia y relación familiar. El niño, por amor ciego, adopta reacciones y soporta cargas que le dificultarán la vida de adulto. Constelaciones saca rápidamente a la luz la dinámica que causa el sufrimiento y, si se dan las circunstancias apropiadas, la corrige en el mismo momento.
El Método de trabajo se fundamenta en trabajar con representantes, y en grupo.