viernes, 16 de marzo de 2018

Qué son los Órdenes de la Ayuda de Bert Hellinger

Qué son los Órdenes de la Ayuda de Bert Hellinger
Los órdenes de la ayuda requieren para todo profesional una destreza que se aprende, y una empatía con la persona que viene a buscar ayuda. Son las condiciones en las que Bert Hellinger describó que la ayuda puede tener lugar y prosperar dentro de un contexto mayor, más allá de la relación del profesional y sus consultantes. Estos órdenes de la ayuda nos dan las pautas para colocarnos en nuestro lugar como ayudadores y ofrecer una ayuda más efectiva.
Los órdenes de la ayuda son explicados por Bert Hellinger en su libro bajo el mismo nombre de Editorial Alma Lepik, en el año 2006.

¿Ayudar, qué significa?

La ayuda es un arte. Como todo arte, requiere una destreza que se puede aprender y ejercitar. También requiere empatía con la persona que viene en busca de ayuda. Es decir, requiere comprender aquello que le corresponde y, al mismo tiempo, la trasciende y orienta hacia un contexto más global”   
- Bert Hellinger



La ayuda como compensación
  • Como seres humanos dependemos de la ayuda de otros. Solo así nos podemos desarrollar. También necesitamos ayudar a otros. 
  • Quien no es necesitado, quien no puede ayudar a otros, se aísla y atrofia. El ayudar entonces, no solo sirve a los otros, sino a nosotros mismos.
  • En regla general la ayuda es recíproca, p.ej. en una pareja; y se regula según la necesidad de compensación. Quien recibió de otros lo que desea o necesita, quiere retribuir, es decir quiere dar y con este acto compensar la ayuda recibida.
  • A veces nos sentimos limitados en la compensación, por ejemplo frente a nuestros padres. Lo que ellos nos regalaron, es demasiado grande, como para poder encontrar una compensación en el dar. A ellos solo podemos darles el reconocimiento por el regalo recibido y el agradecimiento desde el corazón. La compensación solo se logra, dando a otros, los cuales a nosotros tampoco nos pueden devolver, pero están dispuestos a pasar lo recibido, por ejemplo a los propios hijos. Aquí el dar y el tomar se asemejan a un rio que transporta más allá aquello que recoge. Este dar y tomar son más grandes: su mirada abarca también lo posterior. En este tipo de ayuda, lo donado se expande. El ayudador  se ve transportado e integrado en algo más grande, más rico y duradero.
  •  Esta ayuda supone que primero hayamos recibido y tomado nosotros mismos; Solo entonces sentimos la necesidad y la fuerza, de ayudar a otros, especialmente cuando esta ayuda nos exige mucho.  Esto presupone, que aquellos, a quienes queremos ayudar y lo que estamos dispuestos y capaces de dar, lo necesiten y quieran recibir. Si no, nuestra ayuda cae en el vacío. En este caso separa en lugar de unir.




Los Órdenes de la ayuda

  • 1) Primer Orden de la Ayuda:
    Equilibrio en el intercambio: Este orden de la ayuda habla de que uno sólo puede dar lo que tiene, y sólo puede tomar lo que realmente necesita. Este orden fija límites en el arte de la ayuda, en el sentido de que el ayudador no puede asumir en lugar de otro algo que sólo éste puede o debe llevar o hacer.
Se trata de:
– Ayudar al otro sólo desde lo que realmente necesita y expresa sin exigir.
– No esperar de otra persona aquello que no nos puede dar porque no lo tiene.
– No tomar algo que otro no debe darnos, ni tomar lo que no necesitamos, porque es a esta persona a la que le corresponde tenerlo.
  • 2) Segundo Orden de la Ayuda:Respetar el destino del otro: Este orden de la ayuda habla de que la ayuda significa que el ayudador debe someterse a las circunstancias, y sólo puede ayudar o intervenir cuando éstas se lo permitan. El ayudador no puede ni debe negar o tapar las circunstancias en lugar de afrontarlas junto con la persona que ayuda. Tampoco puede identificarse con la dureza de las circunstancias del cliente, y querer ayudarlo a toda costa. Este orden nos habla de que la ayuda está al servicio de algo más grande, más allá de las “buenos deseos” o de la voluntad de cada parte interviniente. Esto más grande refiere a la supervivencia, el desarrollo humano y el crecimiento. Así, el que ayuda ha de tener en cuenta los muchos eventos que influyen en el asunto o problema por los que una persona pide ayuda, tanto los eventos sucedidos en la familia del cliente como sus cuestiones biográficas.
En síntesis:
– Sólo se puede cambiar aquello que el cliente puede y necesita cambiar.
– Sólo se puede ayudar cuando las circunstancias lo permiten.
– Si estamos de acuerdo con el destino de cada persona, tal como es, la ayuda se puede dar.


  • 3) Tercer Orden de la Ayuda: Mantenimiento de una relación adulta: Este orden de la ayuda significa que, ante un adulto que busca ayuda, el ayudador se presenta también como adulto, rebatiendo los intentos de colocarse en el rol de padre o madre. Esto quiere decir que el ayudador nunca debe tratar a su cliente como un niño, asumiendo en su lugar asuntos que únicamente puede y debe asumir él. También implica que el ayudador no debe permitir que su cliente o paciente le demande que sus problemas sean solucionados tal como un niño lo haría con sus padres.
Existe una situación excepcional en la que es necesario que un constelador familiar se coloque (sólo por corto tiempo) en la posición de madre o padre de su cliente: Cuando éste ha tenido una ruptura temprana del vínculo con sus padres (un movimiento amoroso interrumpido), se puede acompañarlo hasta el punto de ruptura, conectar con el abandono y restaurar el vínculo.


  • 4) Cuarto Orden de la Ayuda: La empatía ha de ser sistémica: El cuarto ítem de los órdenes de la ayuda implica que el ayudador no debe establecer una relación personal con su paciente o cliente. Es necesario ampliar la mirada e incluir a todas las personas influyentes en la vida del paciente, principalmente a los miembros excluidos de su familia.  Esto implica que el ayudador no puede ni debe tomar partido por ningún miembro de la familia y, en todo caso, la empatía debe dirigirse hacia los miembros excluidos del sistema como personas clave para la resolución de los conflictos del paciente.
Bert Hellinger afirma que, en casos de abusos, violaciones o asesinatos, fácilmente los terapeutas pueden caer en la tentación de hacer una distinción entre el bien y el mal. Sin embargo, cuando el terapeuta toma partido, ya no puede ayudar. Nuestra consciencia familiar, aquella por la que estamos vinculados unos con otros (más allá de nuestra voluntad o de lo que nos gustaría, o de nuestras clasificaciones) no distingue entre “buenos” y “malos” y es por esto que es necesario apartarnos de estas clasificaciones para poder superar los problemas y ser verdadera empáticos. Sólo asintiendo a todo tal como es, e integrando cada una de las experiencias vividas, es que podemos tomar la fuerza del pasado para estar en el presente e ir al encuentro del futuro.
Bert Hellinger nos explica que la empatía consiste en respetar y reconocer la dignidad del otro, confrontándolo con las consecuencias de sus actos, no reforzando su rol de víctima. En Constelaciones Familiares hace falta una empatía sistémica: Sólo llevando a toda la familia en mi corazón puedo saber quién merece y quién necesita de la empatía, es decir, quién está excluido o quien debe llevar algo en lugar de otros. Así, la empatía se dirige hacia lo oscuro, hacia lo  llamado “malo”. Eso es lo que en un primer lugar llevo a mi corazón, para poder reintegrarlos y, en consecuencia, reintegrarme. Cuando el terapeuta únicamente se alía con la víctima, y no con el sistema en su totalidad, su modo de trabajar agrava aún más la situación.
  • 5) Quinto Orden de la Ayuda: Amar a todo tal como es: El quinto y último de los órdenes de ayuda implica el amor a toda persona tal y como es, por mucho que se diferencie de mi. De esta manera, el ayudador abre su corazón hacia el otro. Se convierte en una parte suya. “Quien realmente quiere ayudar, no juzga”.
Las constelaciones familiares están al servicio de unir aquello que estaba separado. Si el terapeuta se alía con el cliente, lo juzga o juzga a algún miembro de su familia, se pone al servicio del conflicto, y no de su superación.




La percepción
A fin de poder actuar de acuerdo con los órdenes de la ayuda, se necesita una percepción especial. Es importante no querer aplicarlos de manera metódica y exacta. El que trata de hacer esto, piensa, en lugar de percibir.
Con la percepción me dirijo hacia una persona, sin querer algo en especial. Esta percepción nace cuando estamos centrados, sin reflexiones, sin intenciones.
La ayuda que nace de la percepción, por lo general es corta. Es concreta, muestra el próximo paso, se retira rápidamente y permite al otro sentirse libre.
Es una ayuda como al pasar. Uno se encuentra, se da una indicación, y cada uno sigue su camino. Se reconoce, cuándo la ayuda está indicada y cuándo la ayuda daña, cuándo quita fuerzas en lugar de dar apoyo y cuándo la ayuda está al servicio de aliviar la propia necesidad en lugar de la necesidad del otro. Y es humilde.

Infografía de Los órdenes de la ayuda

La ayuda es un arte. Como todo arte, requiere una destreza que se puede aprender y ejercitar. También requiere empatía con la persona que viene en busca de ayuda. Es decir, requiere comprender aquello que le corresponde y, al mismo tiempo, la trasciende y orienta hacia un contexto más global
Bert Hellinger


El sabio asiente al mundo tal cual es, sin temor ni intenciones. Se ha reconciliado con lo efímero y no busca llegar más allá de aquello que perece con la muerte
Bert Hellinger


















FuentesLos órdenes de la ayuda. Bert Hellinger. Ed. Alma Lepik, 2006
https://constelando.org/ordenes-ayuda-bert-hellinger/
http://constelacionesarg.com/contenidos/articulos/los_ordenes.pdf