miércoles, 3 de septiembre de 2014

El Efecto del Padre

El efecto de nuestro Padre en nuestras Vidas.


Vídeos reflexivos sobre la Ausencia del Padre

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Muchos investigadores de “padres” están intrigados por el hecho de que los padres tienen un estilo paternal distinto al de las madres. Mientras que las madres prefieren calmar y tranquilizar a sus hijos, a los padres les gusta excitarlos y estimularlos. Jugar con las manos y fingir peleas son actividades preferidas a la hora del juego, y a los padres les gusta animar a sus hijos a que tomen riesgos: que se suban a lo más alto en los columpios del parque, por ejemplo. Andrea Doucet, profesora de sociología en la Universidad de Ottawa, es autora del libro Do Men Mother? (“¿Son madres los padres?”), que trata sobre los padres que se quedan en casa, cuidando a los hijos. “Los padres están redefiniendo cómo vemos la paternidad”, dice ella. “Nosotras tendemos a pensar que criar a un hijo consiste en protegerle y mantenernos cerca de él. Pero lo que hacen particularmente bien los padres es promover la independencia de los niños de manera cariñosa”.
Cuando Jason Pavich, un padre canadiense, fríe, por ejemplo, unos filetes, deja a su hijo Josh, de 10 años, encender el fuego de la cocina, “sólo si lo hace tomando las precauciones adecuadas”. Jason, de 32 años, está divorciado y cuida a su hijo dos semanas al mes.
Padres involucrados
Marie-France Leclerc ha sido profesora de francés en Ontario (Canadá), durante 18 años. Recuerda que fue hace ocho años la primera vez que un padre se prestó a ayudarla en su clase, pero que la participación de los padres ya no es hoy una novedad. “Los niños se ponen muy contentos cuando llegan sus padres”, dice ella.
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Estilo paternal
Muchos investigadores de “padres” están intrigados por el hecho de que los padres tienen un estilo paternal distinto al de las madres. Mientras que las madres prefieren calmar y tranquilizar a sus hijos, a los padres les gusta excitarlos y estimularlos. Jugar con las manos y fingir peleas son actividades preferidas a la hora del juego, y a los padres les gusta animar a sus hijos a que tomen riesgos: que se suban a lo más alto en los columpios del parque, por ejemplo. Andrea Doucet, profesora de sociología en la Universidad de Ottawa, es autora del libro Do Men Mother? (“¿Son madres los padres?”), que trata sobre los padres que se quedan en casa, cuidando a los hijos. “Los padres están redefiniendo cómo vemos la paternidad”, dice ella. “Nosotras tendemos a pensar que criar a un hijo consiste en protegerle y mantenernos cerca de él. Pero lo que hacen particularmente bien los padres es promover la independencia de los niños de manera cariñosa”.
Cuando Jason Pavich, un padre canadiense, fríe, por ejemplo, unos filetes, deja a su hijo Josh, de 10 años, encender el fuego de la cocina, “sólo si lo hace tomando las precauciones adecuadas”. Jason, de 32 años, está divorciado y cuida a su hijo dos semanas al mes.
Padres involucrados
Marie-France Leclerc ha sido profesora de francés en Ontario (Canadá), durante 18 años. Recuerda que fue hace ocho años la primera vez que un padre se prestó a ayudarla en su clase, pero que la participación de los padres ya no es hoy una novedad. “Los niños se ponen muy contentos cuando llegan sus padres”, dice ella.
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Estilo paternal
Muchos investigadores de “padres” están intrigados por el hecho de que los padres tienen un estilo paternal distinto al de las madres. Mientras que las madres prefieren calmar y tranquilizar a sus hijos, a los padres les gusta excitarlos y estimularlos. Jugar con las manos y fingir peleas son actividades preferidas a la hora del juego, y a los padres les gusta animar a sus hijos a que tomen riesgos: que se suban a lo más alto en los columpios del parque, por ejemplo. Andrea Doucet, profesora de sociología en la Universidad de Ottawa, es autora del libro Do Men Mother? (“¿Son madres los padres?”), que trata sobre los padres que se quedan en casa, cuidando a los hijos. “Los padres están redefiniendo cómo vemos la paternidad”, dice ella. “Nosotras tendemos a pensar que criar a un hijo consiste en protegerle y mantenernos cerca de él. Pero lo que hacen particularmente bien los padres es promover la independencia de los niños de manera cariñosa”.
Cuando Jason Pavich, un padre canadiense, fríe, por ejemplo, unos filetes, deja a su hijo Josh, de 10 años, encender el fuego de la cocina, “sólo si lo hace tomando las precauciones adecuadas”. Jason, de 32 años, está divorciado y cuida a su hijo dos semanas al mes.
Padres involucrados
Marie-France Leclerc ha sido profesora de francés en Ontario (Canadá), durante 18 años. Recuerda que fue hace ocho años la primera vez que un padre se prestó a ayudarla en su clase, pero que la participación de los padres ya no es hoy una novedad. “Los niños se ponen muy contentos cuando llegan sus padres”, dice ella.
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Estilo paternal

Muchos investigadores de “padres” están intrigados por el hecho de que los padres tienen un estilo paternal distinto al de las madres. Mientras que las madres prefieren calmar y tranquilizar a sus hijos, a los padres les gusta excitarlos y estimularlos. Jugar con las manos y fingir peleas son actividades preferidas a la hora del juego, y a los padres les gusta animar a sus hijos a que tomen riesgos: que se suban a lo más alto en los columpios del parque, por ejemplo. Andrea Doucet, profesora de sociología en la Universidad de Ottawa, es autora del libro Do Men Mother? (“¿Son madres los padres?”), que trata sobre los padres que se quedan en casa, cuidando a los hijos. “Los padres están redefiniendo cómo vemos la paternidad”, dice ella. “Nosotras tendemos a pensar que criar a un hijo consiste en protegerle y mantenernos cerca de él. Pero lo que hacen particularmente bien los padres es promover la independencia de los niños de manera cariñosa”.

Cuando Jason Pavich, un padre canadiense, fríe, por ejemplo, unos filetes, deja a su hijo Josh, de 10 años, encender el fuego de la cocina, “sólo si lo hace tomando las precauciones adecuadas”. Jason, de 32 años, está divorciado y cuida a su hijo dos semanas al mes.




Las feromonas de papá
Las feromonas son señales químicas que pueden cambiar la conducta, y las emiten todo tipo de criaturas, desde insectos hasta humanos. Pueden estimular o inhibir la conducta.
Robert Matchock, profesor asociado de psicología en la Universidad Estatal de Pensilvania, piensa que las feromonas de los padres pueden ayudar a explicar por qué las niñas alcanzan la pubertad cuando lo hacen. En un estudio de casi 2.000 estudiantes universitarias femeninas, descubrió que “las mujeres que crecían sin su padre biológico en casa experimentaban una maduración sexual cuatro meses antes, en promedio, que las mujeres que vivían con su padre biológico”.
Matchock opina que los padres quizá emitan una feromona que retrasa la maduración sexual de sus hijas, algo que se ha visto en otros mamíferos y que posiblemente sea una defensa de la naturaleza para evitar la endogamia. Su investigación fue publicada el año pasado en el
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Las feromonas de papá

Las feromonas son señales químicas que pueden cambiar la conducta, y las emiten todo tipo de criaturas, desde insectos hasta humanos. Pueden estimular o inhibir la conducta.

Robert Matchock, profesor asociado de psicología en la Universidad Estatal de Pensilvania, piensa que las feromonas de los padres pueden ayudar a explicar por qué las niñas alcanzan la pubertad cuando lo hacen. En un estudio de casi 2.000 estudiantes universitarias femeninas, descubrió que “las mujeres que crecían sin su padre biológico en casa experimentaban una maduración sexual cuatro meses antes, en promedio, que las mujeres que vivían con su padre biológico”.

Matchock opina que los padres quizá emitan una feromona que retrasa la maduración sexual de sus hijas, algo que se ha visto en otros mamíferos y que posiblemente sea una defensa de la naturaleza para evitar la endogamia. Su investigación fue publicada el año pasado.



Charla de padre
Al buscar investigaciones sobre cómo ayudan los padres, descubrió muy poco. Pero encontró que los padres pueden tener un papel mayor en el desarrollo del lenguaje de sus hijos de lo que se pensaba antes.
Los niños cuyos padres usaban un vocabulario mayor con ellos a los dos años, lograban mejores notas en una prueba de lenguaje un año después. Sin embargo, el estudio no encontró que el vocabulario de la madre afectara significativamente los resultados de la prueba de lenguaje.

Padres involucrados

Marie-France Leclerc ha sido profesora de francés en Ontario (Canadá), durante 18 años. Recuerda que fue hace ocho años la primera vez que un padre se prestó a ayudarla en su clase, pero que la participación de los padres ya no es hoy una novedad. “Los niños se ponen muy contentos cuando llegan sus padres”, dice ella.

Fuentes:
http://www.selecciones.es/el_efecto_pap%C3%A1


Efectos académicos

El hogar de un padre puede afectar negativamente al desempeño del niño en la escuela. Estos chicos probablemente dejarán la escuela y recibirán notas más bajas que los que que tienen los chicos que vienen de familias intactas. Los padres solos tienen que trabajar más para criar a sus hijos, lo que hace que tengan menos tiempo para estar con ellos. Estos chicos reciben menos atención y guía de sus padres para hacer los deberes.

Efectos económicos

Los niños que crecen en el hogar con un solo padre tienen menos posibilidades de tener diversas fuentes económicas, a diferencia de aquéllos que tienen a los dos padres en el hogar, de acuerdo al Dr. Robert Hughes de la Universidad de Illinois. Sin embargo, estos chicos están afectados por las peturbaciones de sus vidas que resultan de tener poco dinero, y no por el dinero en sí. Un cambio económico puede hacer que algunos niños deban mudarse del vecindario o cambiar de escuelas, lo que les puede crear problemas.

Efectos emocionales

El hogar de un padre puede tener efectos negativos en la mente del niño. Estos niños pueden demostrar hostilidad hacia ambos padres por separarse o divorciarse

Apararentes Efectos positivos

El hogar de un padre puede tener efectos positivos en los niños también. Los niños de las familias en las que hay un solo padre generalmente muestran fuertes habilidades de responsabilidad, porque se espera de ellos que hagan las tareas de la casa mientras su progenitor trabaja.

 Fuente:
http://www.ehowenespanol.com/efecto-causa-ausencia-padres-hogar-info_307908/

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El efecto del padre ausente


Para algunos expertos en desarrollo infantil, el efecto de la ausencia del padre en la salud y bienestar de los niños es muy negativo.
En un artículo llamado "Huérfanos de padres vivos: La ausencia física del padre y sus devastadores efectos", María Calvo señala algunas de las consecuencias que trae consigo el abandono físico y emocional de los padres, como lo son algunos problemas de salud serios en los niños, ya que su sistema inmunológico se ve afectado por el estrés que genera tal situación de desamparo, ello a pesar de los esfuerzos de las madres en estos casos para compensar las carencias afectivo-educativas desde el ángulo paterno.
Todos sabemos que el estilo de vida de las familias actuales ha cambiado, por tal motivo el esquema de “familia” es distinto al de los años 60’s o 70’s.  Hoy se considera que la familia es con quien vives y puede estar constituida de diversas maneras.  Sin embargo; algunas investigaciones actuales hacen referencia a las consecuencias de crecer sin padre o sin figura paterna.  Para algunos expertos en desarrollo infantil, el efecto de la ausencia del padre en la salud y bienestar de los niños es muy negativo.  Diversos estudios muestran cómo la carencia del padre está en la base de la mayoría de los problemas sociales actuales más urgentes, desde la pobreza y la delincuencia, hasta el embarazo de adolescentes, abuso infantil y violencia doméstica.


Diversas estadísticas demuestran que los adolescentes sin padre se embarcan antes y en mayor medida en experiencias sexuales; tienen mayor riesgo de abusar de drogas como el alcohol y la marihuana; tienen más posibilidades de sufrir enfermedades mentales y suicidarse; sufren más proporción de abandono escolar y criminalidad (estos efectos se agudizan cuando se trata de niños que experimentaron el divorcio de sus padres siendo menores de cinco años); la mayoría de los niños con carencias afectivas por parte de su padre sufren problemas de identidad sexual y emocionales, como ansiedad y depresión; son menos solidarios y empáticos y tienen significativamente menos capacidad intelectual. Son más agresivos, tienen menos autocontrol y escaso sentido de culpabilidad.
Tenga presente que la simple presencia física del padre no basta para un desarrollo equilibrado de los hijos. Padre, en sentido estricto, es algo mucho más profundo. Es aquel que ejerce correctamente la función paterna.  Lo que todo hijo necesita de su padre es principalmente: tiempo, afecto y aprobación.  Nada eleva más la autoestima de un hijo que saber que a su padre le gusta estar con él. Se sienten seguros sabiendo que son importantes para sus padres y merecedores de su atención. Estos padres estarán enseñando a sus hijos un modelo saludable y digno de masculinidad.   Probablemente nuestros hijos no recordarán todas las “charlas” que les hemos impartido sobre las virtudes y valores, pero siempre quedarán impactados por el ejemplo de vida dado por sus padres.
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Fuente: 
http://www.sdpnoticias.com/columnas/2013/12/08/el-efecto-del-padre-ausente



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Huérfanos de padres vivos: La ausencia física del padre y sus devastadores efectos

La ideología de género y sus consecuencias sobre la relación paterno-filial
Como señala Anatrella, la revolución del 68, fue en realidad una “revuelta contra el padre y contra todo lo que él representaba”. Desde entonces y hasta ahora la sociedad ha desprovisto de valor la función del padre, no les tiene en cuenta, su autoridad ha sido ridiculizada, las mujeres prescinden de ellos de forma manifiesta, lo que provoca que los hijos les pierdan absolutamente el respeto. En estas circunstancias, cuando el padre no es significativo para la madre, el niño lo percibe y él mismo se coloca en su lugar convirtiendo la función paterna en inexistente[1].

La actual devaluación de la función paterna, provocada por el convencimiento social generalizado de que el padre y la madre son intercambiables, de que no hay diferencias biológicas entre los sexos y de que las mujeres pueden sacar adelante a sus hijos en soledad, ha provocado en los últimos años que muchos niños crezcan en ausencia absoluta de un modelo paterno, con los efectos negativos que tal omisión tiene sobre su equilibrado desarrollo personal y académico.

Varios estudios demuestran que la ausencia del padre, física o simplemente psíquica, puede tener efectos devastadores sobre los niños, incluyendo problemas de salud serios, ya que su sistema inmunológico se ve afectado por el estrés que genera tal situación de desamparo, y ello a pesar de los esfuerzos de las madres en estos casos para compensar las carencias afectivo-educativas desde el ángulo paterno.
Huérfanos de padres vivos:
La ausencia física del padre y sus devastadores efectos
En su obra “Sola por elección. Madre por elección. Cómo las mujeres están eligiendo la maternidad fuera del matrimonio y creando una nueva familia americana”, la profesora de estudios de la mujer del Wellesley College, Rosanna Hertz, afirma con rotundidad que los padres simplemente no son necesarios. El núcleo familiar es el constituido por la madre y el hijo. Los hombres en el mundo actual están obsoletos.


Qué es un padre: La función paterna
Padre no es simplemente aquel que colabora en la procreación de un niño, ni un progenitor más o menos preocupado por los vástagos. La simple presencia física del padre no basta para un desarrollo equilibrado de los hijos. Asimismo es errónea la creencia de que el padre debe ejercer su función imitando los modelos de conducta femeninos, como si de una madre-bis se tratara. Padre, en sentido estricto, es algo mucho más profundo. Es aquel que ejerce correctamente la función paterna, entendiendo por tal aquella que reúne las siguientes circunstancias:

1) Permite al hijo individualizarse, separándolo de la madre; 
2) Impone al hijo el orden de filiación frente a sus pretensiones de omnipotencia; 
3) Ayuda al hijo a adquirir su identidad sexual.

1) Permite al hijo individualizarse, separándolo de la madre.
La relación madre-hijo, por mucho que algunos quieran, nada tiene que ver con la relación paterno-filial[24]. Aquella funciona, según Anatrella,“como un universo cerrado, en el que, a falta de padre, la madre configura con el hijo una pareja”.
El padre, habiéndose ausentado, física o psíquicamente, no juega ya su papel de “separador” que es el que, precisamente, permite al niño diferenciarse de la madre, y se produce una insana mutua interdependencia. Así, es probable que en la adolescencia el niño utilice la violencia-transgresión para afirmar su propia existencia. El niño que ha tenido una relación excesivamente estrecha con su madre, acaba sintiéndose “devorado” por ésta, la ve como un impedimento a sus deseos de autoafirmación y masculinidad y suele reaccionar contra ella con desprecio y agresividad. Gurian advierte de la sólida relación estadística existente entre los niños problemáticos y violentos y los niños sin padre[25].
Las madres animales parecen conocer de esta necesidad y –en ausencia del macho– para hacer combativos a sus vástagos y para permitirles vivir en una naturaleza profundamente hostil en la que cualquiera se arriesga a ser devorado, no dudan en maltratarlos para alejarlos de ellas mismas. Las madres humanas, por el contrario, luchan por evitar a sus crías todo tipo de sufrimiento y tienden a darles cuanto necesiten; haciéndolas adictas al placer –reproduciendo y prolongando así la placentera vida uterina– y provocándoles a largo plazo la más inmensa de las infelicidades, pues los convierten en seres carentes de la dimensión adulta, niños eternos, en palabras de Savater, “envejecidos niños díscolos”[26]. Situación que es del todo antinatural, al hacer perdurar indebidamente la vida pueril, impidiendo la realización del deseo inherente a todo niño de incorporarse al universo del adulto.
La negación de la función paterna pone en peligro a toda la sociedad. En ausencia del padre, surge una relación de pareja entre la madre y el hijo que perjudica el equilibrio psíquico de ambos. Una vez adolescentes, muchos de aquellos niños no tienen otro medio de probar su virilidad más que el de oponerse a la mujer-madre, incluso por medio de la violencia. En palabras de Anatrella: “cuando el padre está ausente, cuando los símbolos maternales dominan y el niño está solo con mujeres, se engendra violencia”.

El psicólogo forense Shaw Johnson nos muestra cómo la investigación demuestra que no hay nadie más capacitado para frenar la agresión antisocial de un muchacho que su padre biológico[28].

El padre es quien permite enfrentar la realidad y la separación o insertar entre la madre y el hijo un espacio que libera de la inmediatez y la fusión con los seres y las cosas. El padre otorga libertad. Padre es aquel que se ocupa del hijo, con el que crece y se identifica[30]. El padre concede al hijo un sentimiento de seguridad y de alteridad frente a la madre. La función paterna es indispensable para que el niño asuma su propia individualidad, identidad y autonomía psíquica necesaria para realizarse como sujeto[31]. Un padre afectuoso pero con autoridad, que dé cariño pero que marque límites y motive al niño hacia la superación de retos personales, será la ayuda más eficaz para la separación del varón de su madre y el correcto y equilibrado desarrollo de su esencial identidad masculina.

La relación de una madre con los hijos varones para ser exitosa debe moverse en un delicado equilibrio entre la intimidad y la independencia. Cercanía y distancia es la dialéctica que mantiene viva y sana la relación madre-hijo. Esta sincronía puede verse sin embargo afectada por aquellas madres que se niegan a romper los lazos de dependencia con los hijos y se empeñan por mantener el cordón umbilical sine die.



La intervención del padre coloca al niño en el tiempo real:“Este respeto forzado del tiempo que se deslizará entre madre e hijo pondrá al niño en el tiempo del que tiene una necesidad vital y del que sus congéneres se han visto privados seriamente en estos últimos decenios. Este niño aceptará mejor el límite, la disciplina, no será más el tirano que vemos todos los días y será, por fin, un adolescente más sereno”[33].
Es por medio de la intervención paterna como el niño choca contra el mundo del adulto y sufre los dolores de tropiezo con una realidad –siquiera sea fragmentaria– que ya no es su propia realidad, la realidad por él creada, sino “La Realidad”. Lo que sin duda favorece la conducción de la infancia a la hombría[34]. El padre es la “no-madre” que ha de mostrar al hijo cómo funciona el mundo y cómo ha de encontrar su lugar en él. Debe ser el “puente humano” que une al hijo con la vida pública de compromiso y responsabilidad[35].
Corresponde sobre todo a los padres “disciplinar” a los hijos. Diversos estudios demuestran cómo los varones responden mejor a la disciplina cuando ésta viene impuesta por otro hombre[36]. El padre tiene un papel decisivo en el desarrollo del autocontrol y la empatía del niño, dos elementos esenciales e imprescindibles para la vida en sociedad. La capacidad de controlar impulsos es necesaria para que una persona pueda funcionar dentro de la ley. Es imprescindible tener incorporada la capacidad de postergar en el tiempo la gratificación, de resistir el impulso a actuar en un momento determinado. Es un componente crítico de la conducta responsable del individuo en sociedad, pero no el único. Es también necesaria la capacidad de registrar y tener en cuenta los sentimientos de otras personas, es decir, tener capacidad de empatía.

3) Ayuda al hijo a adquirir su identidad sexual.
La diferencia de sexos encarnada por el padre, juega por otra parte, un papel de revelación y confirmación de la identidad sexuada. La masculinidad no se puede aprender en los libros, es algo que los padres pasan a los hijos sin percibirlo apenas. Tanto la chica como el chico tienen tendencia al comienzo de su vida, a identificarse con el sexo de la madre. Sin embargo, es el padre, en la medida en que es reconocido por la madre, el que va a permitir al hijo situarse sexualmente[39].
El psicoanalista Stoller ha demostrado que el niño, sea del sexo femenino o masculino, vive una identificación primera con su madre y, por lo tanto, con la sexualidad femenina. El chico comprometido en esta identificación primitiva conoce un itinerario más difícil que la chica para liberarse de su madre y afirmar su virilidad.
A este propósito señala el Dr. Liaño que todo hace pensar que la condición básica del fenotipo sexual es femenina y a ella tiende de forma espontánea el nuevo ser; ha de haber un esfuerzo añadido para que se quiebre esa tendencia a la feminidad y aparezca el ser masculino. Como afirmó Alfred Host: “Llegar a ser macho es una aventura larga, difícil y arriesgada. Es una especie de lucha contra la inherente tendencia a la feminidad”[40].
El papel del padre es fundamental en cuanto referente de masculinidad. Todo niño, de forma temprana, entre los tres y los cinco años, debe sufrir una desconexión y diferenciación de la madre, para pasar a experimentar una identificación con el padre. Si en ese momento el padre está ausente o es inaccesible y distante los niños difícilmente adquirirán la noción de la masculinidad[41].
Anatrella es contundente al respecto: “Sólo frente al padre el chico será confirmado en su masculinidad y la chica podrá feminizarse”[42]. La sola existencia del padre al lado de la madre proporciona alimento psíquico al niño para distinguirse y acceder a la autonomía. Es a través de la intermediación del padre que se realiza de la mejor manera el proceso de sexualización y la interiorización de la identidad sexual del niño[43].
En la misma línea, el psicoanalista Erikson, afirma: “El acompañamiento que el padre realiza en el proceso en el que el niño construye su propia identidad es insustituible”[44].


FUENTE: http://mascustodiascompartidas.wordpress.com/2013/04/29/huerfanos-de-padres-vivos-la-ausencia-fisica-del-padre-y-sus-devastadores-efectos/



Video:
 

Fuente: 


En una entrevista a Alejandro Jodorowsky sobre este tema dice “…he visto sufrir a tantos hombres y mujeres por la falta de sus padres, que no lo creo. A un padre ausente lo buscas toda la vida y de todas formas. He visto mujeres que han tenido un padre ausente y siempre han tenido parejas que viven lejos, amantes ausentes para repetir el modelo. Pero, además, hay otro problema que se genera con esto, porque muchas mujeres aprenden a mirar el mundo con los ojos de su madre, y si ésta odia la figura paterna, nunca van a confiar en los hombres. Y si se trata de un hijo criado bajo estas condiciones, será un hijo que tratará de quedarse siempre como un niño, porque pensará que al crecer se convertirá en el hombre que la madre desprecia”. (2)
Estilo paternal
Muchos investigadores de “padres” están intrigados por el hecho de que los padres tienen un estilo paternal distinto al de las madres. Mientras que las madres prefieren calmar y tranquilizar a sus hijos, a los padres les gusta excitarlos y estimularlos. Jugar con las manos y fingir peleas son actividades preferidas a la hora del juego, y a los padres les gusta animar a sus hijos a que tomen riesgos: que se suban a lo más alto en los columpios del parque, por ejemplo. Andrea Doucet, profesora de sociología en la Universidad de Ottawa, es autora del libro Do Men Mother? (“¿Son madres los padres?”), que trata sobre los padres que se quedan en casa, cuidando a los hijos. “Los padres están redefiniendo cómo vemos la paternidad”, dice ella. “Nosotras tendemos a pensar que criar a un hijo consiste en protegerle y mantenernos cerca de él. Pero lo que hacen particularmente bien los padres es promover la independencia de los niños de manera cariñosa”.
Cuando Jason Pavich, un padre canadiense, fríe, por ejemplo, unos filetes, deja a su hijo Josh, de 10 años, encender el fuego de la cocina, “sólo si lo hace tomando las precauciones adecuadas”. Jason, de 32 años, está divorciado y cuida a su hijo dos semanas al mes.
Padres involucrados
Marie-France Leclerc ha sido profesora de francés en Ontario (Canadá), durante 18 años. Recuerda que fue hace ocho años la primera vez que un padre se prestó a ayudarla en su clase, pero que la participación de los padres ya no es hoy una novedad. “Los niños se ponen muy contentos cuando llegan sus padres”, dice ella.
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